"Alimentemos a la Naturaleza" (Oda de un enseñante)
Antonio Liras
Dpto. Fisiología. Facultad de Biología. Universidad Complutense de Madrid

Ya hace 50 años, 50 años de los de antes y de los de ahora, que nos dedicamos a conocerte, a estudiarte, a desentrañarte, a enseñarte, a decir cómo y lo que eres, tu Naturaleza. Toda tu armoniosa combinación entre lo inerte geológico y lo vivo y lo sensitivo, desde la morfología microscópica, desde la "botánica-fisioIógica" del vegetal, desde lo "físio-molecular" y genético, te intentamos comprender, por la descriptiva, la lógica y la biomatemática, desde la más diminuta microbiótica pasando por la más aparente zoología hasta la, nuestra, propia antropología física.

Nuestro afán por descubrirte nos lIeva a visitarte e inspeccionarte y a analizarte. Muchas veces la satisfacción por saber más de ti nos lIena de gozo sublime mientras que en otras no nos dejas ver más allá de dónde tu quieres guardar tus secretos. Pero, es igual, sabemos que más tarde o más temprano nos abrirás las puertas al descubrimiento pausado para el deleite sosegado de tus misterios.

Cada día, de los de antes y de los de ahora, te transmitimos a nuestros "aprendices" que son devoradores de tu esencia, y su satisfacción por saciarse de ti es también la nuestra misma. Nuestra labor de enseñantes se hace entonces liviana, sin esfuerzo, con animo y entusiasmo altruista para aquel que se embebe con tus fundamentos. Como si de mágica ósmosis se tratara pareciéramos transmisores y "contagiadores" del gusto por conocerte.

Pero a veces, en nuestro afán por aprender de ti, se nos torna oscuro y tenebroso el camino. Descubrimos que, aun rebosante de hermosura, perfección y majestuosidad, tienes hambre de vida y futuro. Porque tu nos diste, nos das y..., y a cambio nosotros te invadimos, ocupamos, te maltratamos, te sangramos a través de oleoductos.

Recuerdo un cuento que comenzaba diciendo: “Hace muchos, muchos siglos existía una Tierra, un Mundo bello y grandioso que parecía no tener Iímites, que se extendía allende los mares en las inmensidades del horizonte. Un día, (de los de...) ese Mundo se exploró, alguien gritó Tierra a la vista, se conoció, se colonizo..." Ya sé, ya sé que estás lIorando, lo siento, mi amada Naturaleza.
Hoy, un día de los de ahora, te enseñamos más tristes a nuestros "aprendices" porque... ese entramado complejo de organismos, en adaptación evolutiva e interrelacionados por equilibrios delicados y a la vez inestables, se tambalea. Porque hoy el paseo ha sido menos sombrío, más desértico, menos puro.

¿Qué pasa? ¿Qué dicen? ¿Que en el último siglo ha aumentado la temperatura global 0,7°C? ¿Que las hojas brotan antes en primavera y caen más tarde en otoño? ¿Desajuste? ¿Que el caudal de agua dulce disminuye? ¿Que se anuncia una guerra del agua y que los glaciares se deshielan? ¿Que desde hace 400.000 años no respirábamos tanto C02 como ahora? ¿Pero dónde esta mi guacamayo azul y mi zorro malvinero? ¿Que 60 millones de subsaharianos emigrarán en el año 2020 por la desertificación? ¿Que cada año mueren 500.000 niños por el agua contaminada en Asia? ¡No, no puede ser!

Perdona, no sigas lIorando Naturaleza mía. Tan solo son cosas que se dicen. Ya sé, ya sé que estas mal herida y como tal tú, natural y agredida Naturaleza, te comportas. Tu gran herida Cascadia se resiente y el "Niño" que lIevas dentro se revela también; y con tus "Tsunami-cas", "Katrina-icas" o "Stan-icas" garras te defiendes, te revuelves, mutas... En una grandiosa demostración de poder, eres capaz, incluso, de cambiar el rumbo de nuestra propia historia terrenal, de abrir fronteras, de vencer a las grandes armadas invencibles o de derrocar de forma "Titanic-a" a nuestro alarde de superioridad. Nosotros -ingenuos- que ni siquiera eso a veces, solo diagnosticamos tu "rabia" con sofisticadas medidas del tsunámetro.

Pero en realidad sabemos en exactitud sorprendente lo que te pasa. Nuestra invasión demográfica de una parte natural y la intencionada y gratuita por otra, han hecho que ya no seas una desconocida. Hemos puesto límites a lo que tras millones de años de duro esfuerzo adaptativo y de remodelado preparaste para nosotros. Sabemos incluso como podemos hacerte daño y sabemos también como preservar tu sublime biodiversidad.
¡No! No me preguntes ¿por qué entonces...? Sabemos lo que tenemos que hacer pero somos humanos -y casi 8.000 millones en menos de 20 años-. Ya sé, podemos ser razonables y como nos enseñaron nuestros eruditos de la generación del 68, si somos razonables podemos pedir lo imposible porque lo imposible es el principio de una solución. Pero es que ser razonable es muy duro y difícil para los humanos; tienes que comprenderlo porque supone no ser más y más poderosos en esta tu ocupación; no podemos incentivar más el consumo; no puede haber más producción. ¿Será la próxima y 6ª extinción masiva la que solucione el problema?