Durante los últimos 20 años se han desarrollado múltiple métodos estadísticos para estimar la afección sobre aves y murciélagos debido a la energía eólica (Shoenfeld, 2004; Huso, 2010; Huso y col., 2012; Wolpert, 2012; Korner-Nievergelt y col., 2013; Perón y col., 2013). Algunos de estos estudios se centran en la situación de conservación de las especies (Miller y col. 2014), otros sobre el factor de incidencia de los propios aerogeneradores (Tucker, 1996; De Lucas y col., 2008) algunos se basan en parámetros demográficos (Carrete y col., 2012; Kitano y Shiraki, 2013), de comportamiento (Barrios y Rodriguez, 2004) o morfológicos de las especies (Janss, 2000; Herrera-Alsina y col., 2013). En todo caso, resulta esencial agrupar todos los tipos de afecciones para poder establecer una cuantificación global que pueda se adaptada a cada especie y a cada parque eólico en concreto. Es decir, que pueda ser obtenida a partir de un algoritmo matemático que permita cuantificar la afección, a cada especie, atendiendo a las características propias de cada parque eólico (Beston y col., 2016).